Oposición



En la cosmovisión cristiana hay una palabrita que me causaba mucha risa: oposición. Dentro del contexto pentecostal es utilizada en muchos aspectos de la vida. Tengo que ser honesto: trato de no utilizar las palabras de la misma manera que mis hermanos carismáticos ya que no soy de los que ven al diablo cuando se me cae un frito al suelo. Sería ridículo. Pero por causa de las experiencias en esta semana, puedo decir que las acciones del enemigo a la hora de poner piedras de tropiezo a la hora de realizar una obra que glorifique a Dios son completamente reales:

La semana pasada comenzó una iniciativa muy hermosa: 4 jóvenes cristianos se han unido para tocar temas con respecto a la pureza sexual del hombre cristiano (pronto un post con más info). Todos bastante emocionados de dar la pelea, nos pusimos de acuerdo para juntarnos en la primera reunión y hablar y orar y cantar y estudiar y decirnos par de verdades. Hasta que cada uno de nosotros comenzó a cancelar la cita, por causa de responsabilidades (No hay problema. Esas cosas pasan).

Tenemos un grupo en Whatsapp por medio del cual nos escribimos, nos intercambiamos versos, devocionales, artículos, disertaciones con respecto a la Palabra, nos curamos unos con otros y, mucho más importante, nos rendimos cuentas los unos con los otros. Oramos los unos por los otros. Nos entristecemos si pecamos, nos gozamos si vencemos. De un momento para otro, el grupo se calló. Nadie decía absolutamente nada. No había un feedback de información, ni de oraciones, ni de versos bíblicos pero más importante, de rendición de cuentas (Bueno, es que están ocupados).

Cuando deseaba que hubiera algún tipo de interacción, comenzaron los "problemas": las chicas a mi alrededor, las fotos "calientes" por Instagram, que la jevita #500 a la que le tiraba en el pasado regresó a mi círculo social, que las miradas se me escaparon a diestra y siniestra en el gimnasio, que el mero deseo fisiológico de tener sexo (así de plano y simple), ; todo eso, apareció de la nada a lo largo de la semana, luego de 2 meses de pura paz con respecto a ese departamento. Me di cuenta que, al final del día, era yo quien tenía que dar cuentas en esos momentos (Ok. Algo no anda bien).

Luego eran los muchachos los que rendían cuentas; unos de batallas perdidas, otros salvados por los pelos de tentaciones tan grandes que solo por la gracia de Dios salieron de ellas. Unos tristes y frustrados, otros agradecidos del Señor, pero muy alertas. Todos con el deseo ardiente de que Cristo venga, pero entre la espada y la pared con respecto al pecado y las tentaciones (Ya como que se está saliendo de control).

Este domingo, mi pastor hablaba sobre las razones de las cuales debemos pedir sabiduría a la hora de buscar pastores. Una de esas razones dictaba así: Debemos buscar hombres que lideren por medio del ejemplo, ya que es muy fuerte ver hombres que predican una cosa y viven de la manera contraria. Quizás no deseo ser pastor en estos momentos, pero el mensaje llegó fuerte a mi vida. ¿Seré capaz de vivir una vida íntegra a los ojos de Dios y de esos chicos, o seré de los líderes que los que habla Cristo cuando dijo "hagan lo que dicen pero no hagan lo que hacen"? Mi líder de jóvenes, luego de yo explicarle las circunstancias, me expresó la mejor analogía que pude haber escuchado en mucho tiempo:

"Eres deportista. Sabes de boxeo, ¿no? Bien. A los boxeadores los preparan para luchar, viendo las flaquezas de su contrincante, si deja sus costillas desprotegidas, si no cubre su quijada o no. Nuestro enemigo es igual. El conoce cada una de nuestras flaquezas, nuestras debilidades. No es sorpresa para mi que hayas estado expuesto a este tipo de situaciones justo en la semana en la cual se iban a juntar todos ustedes."

Es cierto. El enemigo es el león rugiente buscando a quien devorar (1 Pe. 5:8). El enemigo ha obstaculizado al pueblo de Dios desde tiempos antiguos (Daniel 10). El pueblo de Dios tiene que esperar oposición de parte del diablo y del mundo (Nehemías 4). Pero al final del día, la obra de Dios prevalecerá. La oposición nos ayuda a poner nuestras prioridades en orden. La oposición nos despierta ante nuestra necesidad de oración, ante nuestra dependencia extrema de Cristo y su Espíritu Santo en nuestras vidas.

Gracias a Dios por la oposición. Sólo con ella de por medio podremos ver con nuestros ojos, cómo Dios aplasta al enemigo de nuestras almas debajo de nuestros pies. Podremos ver nuestras metas y llamado realizados. Podremos ver un crecimiento en nuestras propias vidas.

¿Qué haremos a la hora de enfrentar oposición espiritual en nuestra vida?

Creo que mis hermanos carismáticos tienen razón en algo: a veces hay que ver al enemigo en los pequeños detalles. 

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