Ora por las chicas



Para no pasar por hipócrita, antes de escribir estas palabras, pido perdón a Dios y les pido perdón a ustedes. 

Como buen cristiano, se que oras por la expansión del Reino, por conversiones de tus familiares que no conocen a Cristo, por tus compañeros del trabajo, por tus pastores y líderes, por hallar una buena esposa y por tu crecimiento espiritual en general. Y estoy seguro que muchas veces hasta vas más allá orando por los misioneros en todo el mundo, por más plantaciones de iglesias, por los refugiados en Medio Oriente, por los enfermos, por los gobernantes del planeta, por la evangelización de tu barrio (incluso al punto de decir Heme aquí, envíame a mi), por tu jefe que no soportas, por tus hermanos en la fe, por los matrimonios de la iglesia, y por supuesto tu crecimiento espiritual.

Debes sentirte genial con la manera en que oras, y estás más que seguro que nunca dejas a nadie fuera de tus oraciones. Pero, ¿cómo te sentirías si te digo que si hay un grupo muy específico por el cual no oras fervientemente?

Apuesto a que no dedicas ni 5 minutos en oración por las jóvenes de tu iglesia.

Deja que se asiente bien en tus oídos. Es una realidad: en mi vida he escuchado a ningún joven cristiano decir en alguna reunión: estoy orando por la vida espiritual de todas mis hermanas en la fe, sin ninguna otra motivación oculta. Los chicos cristianos ponemos a nuestras jóvenes hermanas en nuestras oraciones para una sola razón aparente: para saber si es la voluntad de Dios si será nuestra esposa. Si no nos interesa o se cierra esa puerta, obviamos a la persona de la misma manera que le subimos el vidrio a un pordiosero. Esto dice mucho. Esto nos dice que los jóvenes cristianos de hoy solo vemos a las chicas como un enfoque relacional. O peor: como un mero objeto de puntaje.  Esto nos dice que no se nos enseña realmente a orar los unos por los otros. Esto nos dice que realmente no tenemos pendiente a las chicas de nuestras iglesias, como seres humanos con problemas, con situaciones y luchas. ¿Es esto un caso sutil de machismo dentro de las iglesias? ¿Es esto aprendido o heredado? ¿O acaso la misma segregación eclesiástica de los famosos grupos de damas y grupos de caballeros y etc. nos guía a enfocarnos en personas de nuestro propio sexo, porque lamentablemente son las únicas personas con las que nos relacionamos de una manera más íntima y sin temor a comprometernos emocionalmente?  Digo esto, porque un día como hoy es que me doy cuenta que en muchos cultos escucho cómo bastantes pastores y líderes oran en público por la santidad, el dominio propio, la madurez, la pureza y el crecimiento espiritual de todos los varones cristianos solteros; y esto no está mal. El punto es que no los oigo orar de la misma manera, ni con el mismo fervor exclusivamente por las jóvenes solteras de la iglesia.

Es necesario orar por las chicas. Tenemos que orar por ellas porque también son parte del pueblo de Dios. Ella también son parte de la gracia que Dios ofrece. Orar por ellas es una manera de demostrar amor por el cuerpo de Cristo, del cual son parte también. Tenemos que orar por ellas, porque ellas son estudiantes y empleadas, las cuales dan testimonio donde quiera que van. Tenemos que orar por ellas, porque son hijas, son hermanas. En el futuro serán esposas. E independientemente que una de ellas sea nuestra esposa, quizás las demás serán las esposas de tus amigos y hermanos en la fe (y un bro nunca quiere que un bro esté con una mala mujer). Hay que orar por ellas, para que Dios las llene de sabiduría para caminar en el camino de la mujer virtuosa. Muchas de ellas serán madres. Oremos por ellas para que el Señor las prepare para esa etapa. Muchas de ellas serán esposas de pastores; y eso no es tarea pequeña. Hay que orar por ellas, para que Dios las guarde de pecado sexual. Los tiempos están tan cambiados que ya no hay distinción de género para caer. Las chicas están viendo porno y cayendo en fornicación, igual que los hombres. Y las chicas cristianas tienen las mismas luchas que nosotros (quizás no con tanta intensidad), y por eso tenemos que tenerlas en nuestras oraciones. Hay que orar por la salud mental y emocional de nuestras hermanas; tanta lucha visual: de como verse, cómo vestir, cómo comer, la autoestima, la depresión, y muchas otras cosas, son el pan de cada día de muchas chicas dentro de nuestras iglesias. Hay que orar por ellas, muchas están siendo abusadas sexual, física, verbal o emocionalmente en sus hogares, trabajos e incluso dentro de sus congregaciones. Oremos por protección para ellas. Hay que orar por ellas, para que puedan comprender la belleza del rol que Dios les puso a cumplir, y así no querer unirse a la manera del mundo de ver la verdadera feminidad. Hay que orar por ellas para que crezcan en conocimiento de la Palabra de Dios igual que un teólogo...que conozcan a Cristo profundamente. Que maduren en mujeres sabias y de piedad. Y eso es algo muy masculino de hacer de nuestra parte.

Soy el primero que tiene que reconocer que nunca ha orado por una joven cristiana, meramente por amor por ella, por su crecimiento espiritual, por perdón de sus pecados, por su dominio propio y su pureza sexual. No oro para que Dios cubra su vida y le provea de un buen esposo. No he orado por su protección. Y la excusa ha sido ese vínculo y compromiso espiritual que creas en tu corazón con una persona al orar por ella por su nombre, aún sin conocer sus necesidades. He orado más por los hombres a mi alrededor, ya que me siento más empático al respecto de sus necesidades, porque yo también paso lo mismo que ellos. Pero considero que es hora de poner a nuestras hermanas en la fe a la luz de la necesidad que tenemos de orar los unos por los otros. No se trata de buscar pareja. Se trata de amar de la misma manera que Cristo nos amó.

Total: si no podemos orar por nuestras hermanas en nuestra soltería, ¿cómo podremos orar por nuestras esposas efectivamente? Ellas son parte del Reino de Dios al igual que nosotros. En esto SÍ hay mucha igualdad. Mostremos amor a nuestras hermanas en la fe, y vivamos de acuerdo al ejemplo de Cristo, quien mostró amor a las mujeres a su alrededor a pesar de su compromiso con Dios y su misión.

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