Resolución de Año Nuevo: Ser feliz



Feliz Año Nuevo, gente. Espero en Dios que la hayan pasado bien y que hayan comido mucho, a pesar de los gritos de remordimiento al verse al espejo. Soy de los que creo que las jarturas del 24 y 31 son los catalizadores de una de las resoluciones de nuevo año más famosas: "Este año empiezo el gimnasio"... (Yeah, sure). Espero que así sea para muchos. Muchas personas no solo intentarán ir al gimnasio más a menudo, sino que también tratarán de viajar más, ahorrar más, conseguir pareja, casarse, romper con esa pareja, conseguir un nuevo trabajo, comer más sano y muchas otras cosas más; las cuales son buenas en si mismas. Mucha gente que tiene que dejar las empanadas (yo incluído).

En mi caso, mi resolución del 2018 es sencilla: Ser feliz y deleitarme más.

2017 fue un año de muchas quejas contra Dios y contra las circunstancias en las cuales El, dentro de su Soberanía, Sabiduría y disciplina sobre mi, me colocó con un propósito divino: hacerme a la imagen de su Hijo, Jesucristo. Y si eso ha significado el quebrarme y golpear mi ego, orgullo y emociones, esa ha sido la estrategia que ha funcionado conmigo para poder contemplar a Dios exactamente como El es: Lo Único que necesito. En ese proceso de dolor y muchas lágrimas, comencé a endurecerme y a volverme un Grinch de la vida. Al mejor estilo Shawn Michaels, perdí mi sonrisa. Crecía la incredulidad en mi corazón y me incapacitaba de creer en las promesas de Dios para mi. Hasta que el mismo Señor golpeó mi alma con no otra cosa que AMOR. Su amor es capaz de romper la más gruesa y seca piedra, y respirar vida en ella. Y así lo hizo conmigo. No sabemos lo dependientes que somos realmente ante Dios... y El siempre está dispuesto a ser esa fortaleza para ser verdaderamente fuertes.

Entendiendo estas cosas, me di cuenta que me había convertido en un ser humano tan necio como el Pato Lucas. Y tenía que cambiar.

Así que me acerqué a la Palabra de Dios, y encontré en el Salmo 37, este verso (uno de tantos que se malinterpretan):

4 Deléitate así mismo en el Señor, y El te concederá los deseos de tu corazón.
(Salmo 37:4, NTV).

No. No se trata de buscar pareja, ni nada por el estilo... más bien, deseo buscar ese verdadero deleite, ese verdadero gozo que sobrepasa incluso el dolor de la muerte, y solo se encuentra en el Señor. Sin embargo, deleitarnos en el Señor es algo muy difícil.

Lo ví en mi vida un día: Me sentía deprimido y triste, y el mismo Espíritu Santo me instaba a orar, a buscar el rostro de Dios; pero preferí entregarme a los infinitos playlists de Spotify, tratando de encontrar las canciones que elevarían mi ego y mi estado de ánimo. Decidí depender de la música para deleitar mi alma. No deseé buscar de Dios para la alegría de mi corazón.

Todos nosotros somos así. Tratamos de buscar nuestro gozo y deleite en otras cosas: el deporte, la música, el trabajo, los estudios, el arte, las fiestas, el alcohol, el amor, los reconocimientos; pero no vamos a descansar y buscar nuestra alegría en la presencia de Dios. A veces pensamos que en Dios solo hay sobriedad, solemnidad y seriedad santa (por lo menos, yo lo veía así). Pero en Dios SÍ hay plenitud de gozo y alegría, y El quiere dárnosla. Podemos descansar en el placer de corazón que nos puede ofrecer el Señor, no solo por un año, sino por toda una eternidad en su presencia.

De esa manera busco cumplir mi resolución de nuevo año, dependiendo del Señor completamente, y agradecido por lo que El me ha ofrecido para ser feliz: mi familia, mis amigos, una pelota de futbol en mis pies, sentir las olas del mar sobre mi cuerpo, una buena comida, música en mi cuerpo todo el tiempo, viajar...

Wow, hay tantas razones para ser feliz en este 2018.

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