El proceso: La Cama
Hoy compré una cama. De las de Ikea. Ustedes saben: de las de diseño moderno y vanguardista. Realmente me caen bien los tipos de Ikea. Son suecos . Pueden traer a Zlatan a la sucursal si quisieran. Pero el problema de ellos es la relación mortal de la madera de sus muebles, con la maniática tradición de las mujeres dominicanas de echar agua . Simplemente porque si. Malgastan recursos con el pretexto de limpiar , sabiendo bien que el sucio y los microbios no se van con echar agua. Es ridículo. Además de la fascinante obsesión con los muebles de caoba que tienen nuestros padres y abuelos, hasta el punto de seguir dando en herencia y en regalos de boda susodichos artefactos. El modelo de mi cama se llama Kopardal . Traté de traducirlo en Google y no salió ni pío de que significaba. Lo más seguro es que es una palabra rebuscadísima o inventada por el diseñador. Tamaño Full, estilo moderno (dígase, 1960). La elegí de metal, por la situación ya antes descrita de la psic