Lo espiritual de trabajar: La teología del trabajo I
“A mí me llaman el negrito del batey, porque el trabajo para mí es un enemigo. El trabajar yo se lo dejo todo al buey, porque el trabajo lo hizo Dios como castigo.Mi pastor suele decir esta frase: “ Si quieres saber lo que piensa un pueblo, escucha lo que canta”.
Estas son las letras del merengue “El Negrito del Batey”, escrito por Alberto Beltrán; una canción emblemática del ritmo quisqueyano y un referente en la música popular latinoamericana. Es parafraseada por el pueblo en diversos contextos, y el estilo de vida que describe es altamente celebrado por sus oyentes.
El escuchar canciones como esta, me hacen pensar en la frase de mi pastor. Al darme cuenta del peso de esa afirmación, logro conectar los puntos y me pregunto si la sociedad actual está llena de negritos del batey. La sociedad dominicana se ve reflejada en estas letras y clama a gran voz, que el trabajo físico; aquel que realizamos para ganarnos el sustento, es un castigo de Dios para nosotros.
A la gente le gusta el trabajo; o los beneficios de el. Lo que no le gusta es trabajar. Vean la diferencia. Nuestra cultura dominicana nunca ha celebrado la laboriosidad ni ha inculcado una cultura educacional de trabajo duro (como en Alemania, Japón y Estados Unidos), y por consiguiente, los menos agraciados tildan de “tígueres” y “vacanos” a aquellos que pueden ganarse el sustento necesario, sin la necesidad de aplicar el esfuerzo en el trabajo.
“Porque el trabajo lo hizo Dios como castigo”
¿Por qué la gente a nuestro alrededor e incluso nosotros mismos, seguimos viendo el trabajo como un castigo más que como una bendición? Hagámos una lista de las razones:- El cansancio de nuestro cuerpo y las pocas horas de sueño que tenemos.
- El lidiar con personas difíciles a todas horas.
- La incertidumbre de los buenos resultados de nuestras acciones.
- La injusticia de la remuneración de nuestros esfuerzos.
- La injusticia del éxito laboral de personas que no se han esforzado como tu.
- El aislamiento que puede causar, incluso de nuestras propias familias.
- El ego de querer estar en posiciones que no nos corresponden, entre otras.
La tendencia a renegar de trabajar no es una conducta actual, ni tampoco adjudicada a los latinos. El pastor Miguel Nuñez muestra que:
“Para los griegos de antaño, el ocio era la actividad de mayor virtud, y le llamaron “trabajo” a la negación del ocio. En esa cultura se llegó a creer que trabajar por necesidad era indigno de un hombre libre. Por tanto, para ellos, entre los trabajos más nobles estaba el filosofar y el hacer política. Esta visión fue muy influyente en la civilización occidental. Con el tiempo esta visión fue cambiando y se comenzó a considerar el trabajo como un servicio a la sociedad, a uno mismo y a los nuestros. Durante la Edad Media y hasta la época de la Reforma, se desarrolló una división de lo que se consideraba como “trabajo secular” (hecho en la sociedad) y de lo que se consideraba como “trabajo sagrado” (hecho en el contexto religioso).” [1]
Seguimos siendo una cultura que adora el ocio y el entretenimiento, y eso le ha hecho daño a las generaciones actuales y a las que vienen. Muchos millennials desean alcanzar sus sueños en base del mínimo esfuerzo, o en base de la imitación barata de otras personas “exitosas” para poder alcanzar sus metas. (Como por ejemplo, este post) ¿Qué fue lo que cambió en nosotros, que hemos pasado de una generación que idolatró las horas extra y la escalada empresarial a toda costa (Gen Xers) a una generación que desea a toda costa, minimizar el esfuerzo y simplificar las vías de comunicación y desarrollo a su más mínima expresión (Millennials)?
Seguiré escribiendo sobre este tema, ya que es un approach poco común de leer en LinkedIn: poder estudiar y entender la conexión entre Dios y nuestros empleos.
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[1]: Nuñez, Miguel. El trabajo, la Reforma y tu llamado. 20/2/2017. Artículo Web. The Gospel Coalition. https://www.thegospelcoalition.org/coalicion/article/el-trabajo-la-reforma-y-tu-llamado
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