Una persona emocional: Cuando mis emociones no se corresponden con la realidad.
Hola amigos. Este post fue escrito por una colaboradora, íntima amiga y hermana en Cristo que pidió que lo colocara en anónimo. Es un post que me ha tocado personalmente, porque también tengo muchas luchas con la depresión y cambios emocionales profundos. Espero que les guste y si te tocó el corazón, pues compártelo.
Hay una diferencia entre ser sensible ante las cosas que lo ameriten y otra en ser altamente emocional hasta el punto de ser irracional. Hay momentos en los que las emociones no se corresponden con la realidad, como en el caso de la depresión en muchas ocasiones. Cuando sabemos esto es bueno poder identificar si realmente hay razones que justifiquen nuestro estado de ánimo. Dios nos dio las emociones y ellas se manifiestan según la ocasión, pero por el otro lado sabemos que somos pecadores y aún las emociones se afectan con el pecado.
Yo que he sufrido varios ataques depresivos he ido aprendiendo a racionalizar varias cosas
mientras la sufro:
- Soy salva por la sangre de Cristo mi mayor problema está resuelto.
- Asisto a una buena congregación de sana doctrina. Y tengo la libertad para acceder a muchos recursos buenos para mi alimentación espiritual, dígase libros, conferencias, artículos etc… Cosa que no es posible en muchos países donde es prohibido el cristianismo.
- No puedo decir que estoy sola, porque estoy consciente del inmenso amor y paciencia que me tienen muchas personas que me rodean. Si niego esto, estaría siendo super ingrata.
- Tengo personas de suma confianza con quienes hablar, así que descarto eso de que nadie me entiende ni nadie me escucha.
- No he pasado por ninguna experiencia traumante.
Y así, voy haciendo una lista mental de no-argumentos que podrían tentarme a justificar mi estado, lo cual podría llevarme a una actitud pecaminosa. Definitivamente sí existen situaciones que justifiquen nuestro estado, pero para los casos en que no hay, pienso que lo correcto es contra-atacar con la realidad. En estos casos el problema podría ser físico, genético, mental, etc., el contra-ataque no te quitará el sentir inmediantamente pero te ayudará a conocerte e identificar correctamente la situación, también a saber qué cosas evitar y qué no de modo que no dañes a otros. Independientemente de la causa, hay varios factores innegociables que siempre hay que tomar en cuenta:
- Dependencia del Señor: Él te conoce más que tú mismo y él te escucha. Aún cuando no sabes qué orar, quizá por el mismo desánimo o la confusión mental o que no te puedes concentrar, es esperanzador recordar que La Palabra nos dice que el Espíritu mismo intercede por nosotros, pues Él conoce la voluntad del Padre aún cuando nosotros no. (Romanos 8:26-27).
- Hablar, ser sinceros: Por lo general siempre tenemos aunque sea una persona de suma confianza con quien podemos desahogarnos, la tensión se reduce. Mucho mejor cuando esa persona nos tiene la suficiente paciencia para soportar nuestros estados de ánimo y confrontarnos o consolarnos con la verdad del Señor cuando sufrimos de mala memoria ingrata. (Gálatas 6:2)
- Consejería: Esto puede resultar difícil para personas introvertidas como yo, ese sería otro tema, pero no basta con solo hablar con tus amigos de confianza, de tu edad, que comparten tu inmadurez. Si tenemos buen liderazgo en nuestra iglesia hay que ser intencionales en aprovecharlo. Sino, orar para que el Señor ponga en nuestro camino personas maduras en la fe que puedan ayudarnos, y por nosotros mismos para que el Señor ponga la disposición para obedecer.
- Identificar pecados no confrontados o sin confesar: Mantener una conciencia limpia
es bueno para la salud espiritual y física. El espíritu nos contrista cuando
mantenemos una actitud abierta a algún pecado específico. (1 Juan 1:9) - La salud física no debemos echarla a un lado: Tenemos la responsabilidad de cuidarnos, eso incluye los buenos hábitos alimenticios, del sueño, etc., que pueden afectarnos mucho también. Vivimos en un mundo ajetreado donde estas cosas afectan cada vez más y generan mucho estrés. Esto incluye la búsqueda de ayuda profesional. Ojo con esto.
En el momento es difícil luchar cuando la mente se te llena de cosas negativas y no tienes ánimos para nada, pero no es imposible y no dura para siempre. Recordar las promesas del Señor siempre es bueno, pues nos ayuda a ejercitar la fe en estas situaciones donde nos sentimos incapaces de todo y sin embargo debemos confiar en lo que el Señor puede hacer en nosotros.
Recuerdo que una vez le escribí a una amiga amada con quien comparto esta lucha:
“Si yo basara mi fe en la decepción que siento de mí misma entonces no tuviera ninguna” Mi fe debe basarse en lo que El Señor puede hacer en mi a pesar de mis incapacidades. No se trata de lo que no puedo hacer o cambiar. El Señor se glorifica. Y en una ocasión escuché a un pastor decir: “El Señor obra en nosotros, a través de nosotros y a pesar de nosotros.”
Hay muchas cosas que se podrían decir sobre este tema. A medida que vamos adquiriendo discernimiento y creciendo en la fe y el amor seremos capaces de saberlas y aplicar la verdad de Dios en nuestras vidas a pesar de que nuestras emociones vayan en contra. Esta es una de mis luchas constantes y lo que he ido aprendiendo hasta ahora, por la gracia de Dios.
Para recordar:
1 Corintios 10:13
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
Romanos 8:28
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
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